BINGE WATCHING

fileuploads/noticias/diseno-sin-titulo_1.png 04/07/2022

BINGE WATCHING

El proceso ha sido el siguiente. De pequeño ibas corriendo al Blockbuster a comprobar que nadie te había quitado la película para poder verla tranquilamente en tu casa con tu cubo de palomitas. Después se fue ampliando el catálogo, pasando a poder verlo en tu televisión, y así podías ver desde casa tu peli favorita, siempre y cuando tus padres te dejasen alquilarla con el servicio de pago. Y ahora tenemos múltiples canales a nuestra disposición, que nos permiten ver cualquier programa de televisión, según nuestros gustos, cuando queramos y en el idioma que más nos guste, incluso en diferido. Además, desde la llegada de la pandemia podemos disfrutar desde casa los estrenos del cine (pagando un añadido). 

Con el acceso a las películas y series, se ha visto un aumento en el número de personas que dedican muchas horas viendo la serie del momento de manera continuada. Esto es lo que se conoce como Binge Watching o realizar un maratón de series, expresión que nace en 2013, cuando la plataforma Netflix lanzó por primera vez una serie completa, y así no tener que esperar a ver un capítulo cada semana.

El Binge watching, en un principio, no parece nada peligroso, pues todos podemos decir que nos hemos pasado el fin de semana viendo la última serie de moda, pues nos relaja, nos entretiene y nos divierte, además que nos permite comentarlo mañana con los amigos o compañeros de trabajo. El problema surge cuando este tipo de ocio merma o dificulta otras muchas actividades o relaciones, e incluso nuestra propia salud física y mental, convirtiéndose en una dependencia.

Ya se ha dado el primer caso de diagnóstico de dependencia de un servicio de streaming en la India, de un joven de 26 que, por desempleo, comenzó a refugiarse en las series como método de evasión del malestar de no encontrar trabajo o compararse con sus amistades, que sí se encontraban en una posición laboral. Así, llegaba a pasar casi todo el día viendo series y películas. Lo primer que hacía nada más levantarse era poner la tele, no pudiendo controlarse y desajustándose en los horarios de sueño. Además, padecía fatiga generalizada y problemas en la vista.

En 2018 la OMS incluyó la dependencia a los videojuegos en la lista de enfermedades oficiales, y, en este caso, la adicción a la televisión se incluye en este tipo de trastornos, al igual que la dependencia al móvil. Se determina entre sus características la ausencia de autocontrol en la compulsión por llevar a cabo la conducta, limitando la libertad de la persona. Aunque no se trate de una adicción a un tóxico, el funcionamiento a nivel cerebral es el mismo, pues el deseo de ver la televisión provoca una reacción química y liberación de endorfinas y dopamina en elevadas cantidades, lo cual genera una sensación de placer, euforia y a la par relajación (al conseguir el objetivo), tan satisfactorios y positivos, que hacen que la persona entre en un bucle en el que solo busca ese mismo placer de la misma manera.

Y aunque por un lado se han podido observar ciertos beneficios, como compartir experiencias con la pareja o las relaciones de amistad, los perjuicios de este tipo de dependencia son mayores. La gente puede llegar a pasar más de ocho horas seguidas viendo la televisión sin descanso. Esto significa que hay elevado sedentarismo, por no decir que se come más mientras ven la tele, por lo que se aumenta la soledad, además de tener hasta un 1,7 más riesgo de sufrir una trombosis venosa. Además, se aumentan los problemas de insomnio o en los ritmos de sueño de descanso, pues se reduce la fase Rem y por consiguiente estamos más cansados al día siguiente, y se ven daños a nivel visual (fatiga ocular, hipermetropía…). Finalmente, y aunque está muy relacionado con la soledad y la depresión, esta última también se produce cuando acaba la serie y no se sabe qué hacer, por lo que se ven desamparados al no saber actuar, y por tanto buscan nuevamente en otra serie esa sensación de calma y evasión.

Con un aumento en el número de personas que se dan estos atracones de televisión (cerca del 90% de las personas de entre 20 y 35 años admite hacerlo habitualmente), se ve necesario tomar las medidas oportunas para frenar este tipo de dependencia. Es cierto que algunas plataformas están volviendo al visionado clásico, y en vez de poner la serie completa, la van racionalizando semanalmente, todavía se necesita mayor control sobre las horas que es aconsejable pasar viendo la televisión (o a través de otros dispositivos), y por su puesto atender con profesionales cuando se dan casos de dependencia.

En caso de que se dé esta dependencia, lo mejor es acudir a profesionales especializados en este tipo de adicciones, para que la trabajen con distintas técnicas, hasta lograr la rehabilitación completa.

El Centro terapéutico Valle del Tiétar ubicado en la Comunidad de Madrid, ofrece tratamiento individualizado y personalizado para ayudar a las personas que se encuentran en esta situación, ajustado a las necesidades de y condiciones del caso clínico, abordándolo de manera íntegra.