Trastorno límite de la personalidad, enfermedad cuya incidencia va en aumento

fileuploads/noticias/trastorno-personalidad.jpg 05/05/2021

Trastorno límite de la personalidad, enfermedad cuya incidencia va en aumento

Descrito en 1934 por H. Deutsch como la “personalidad como si” (se parece, pero no lo es; por ejemplo, se parece a una depresión porque tiene síntomas depresivos, pero no lo es; se parece a un trastorno ansioso, pero no lo es), el trastorno límite de la personalidad se trata de una enfermedad de determina el funcionamiento de la persona.

Se caracteriza por un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad, así como una notable impulsividad, signos que comienzan a principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos. Más concretamente, los criterios diagnósticos determinados en el Manual DSM-V son:

-          Esfuerzos frenéticos por evitar el abandono real o imaginado.

-          Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.

-          Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusado, y persistentemente inestable

-          Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (por ejemplo, gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida)

-          Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamientos de automutilación.

-          Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (por ejemplo, episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)

-          Sentimientos crónicos de vacío

-          Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (por ejemplo, muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes)

-          Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

 

De una manera más coloquial, se observa que los pacientes con TLP tienen una elevada sensibilidad a las situaciones, sobre las que experimentan emociones muy intensas que no saben gestionar de manera adecuada, y por ello tienden a conductas impulsivas, orientadas así al alivio de dicho malestar emocional (como puede ser comer compulsivamente, tomar alcohol u otras drogas, conductas promiscuas o autolesiones). La enfermedad aparece a finales de la adolescencia, momento vulnerable que se focaliza en la búsqueda de la identidad personal, lo cual se relaciona con las dificultades en las relaciones interpersonales (cambian mucho de grupo de amistades, constantes discusiones o problemas con ellos, pasan del amor al odio, de estar bien con los amigos a no estarlo…). Al presentar problemas en el control emocional, estas personas parecen “ollas a presión” ya que acumulan dichas emociones hasta que explotan con comportamientos desadaptativos o incongruentes con la situación que lo provoca (terminan, por ejemplo, discutiendo por cosas nimias).

 

Actualmente se ha observado un incremento significativo en el diagnóstico de las enfermedades mentales, y más concretamente, en este trastorno. El aumento en la incidencia se puede explicar por el mejor conocimiento de los signos y síntomas que describen el trastorno, sin olvidar que se han englobado los síntomas en un espectro (como ocurre en el espectro autista, que engloba también el síndrome de Asperger), por lo que la cifra estadística aumenta. Ahora, los datos han pasado de un 2% al 3,5% de la población, lo que en el campo de la salud mental se considera significativo.

La sociedad en la que vivimos a día de hoy nos requiere actuar de manera rápida y siempre eficazmente. Además, la valoración personal viene determinada de manera externa según la atención que la persona recibe y, en base a las redes sociales, según el número de seguidores con el que se cuenta (a más “like” mejor valorado socialmente), y no tenerlos equivale a “rechazo”. Igualmente, vivimos en un momento de exigencias rápidas, de respuestas y recompensas inmediatas, y de multifuncionamiento. Esto hace que se viva en general bajo unos niveles de estrés y ansiedad más elevados que los que existían previamente. Así, para los pacientes con TLP, supone un grave problema, ya que el estrés es considerado como uno de los factores predisponentes al desarrollo de esta enfermedad o empeoramiento de sus síntomas (cuando ya se ha desarrollado). No debemos olvidar, en última instancia, el estrés de la pandemia por COVID-19, que ha generado en el último año un mayor número de ingresos psiquiátricos en los que el TLP es la base diagnóstica.

Se debe tener en cuenta, sin embargo, que existe tratamiento para estos pacientes, y que el mismo ha demostrado científicamente una eficacia elevada en el ajuste y funcionalidad de la persona. La orientación cognitivo-conductual, junto con un tratamiento farmacológico, hacen que los síntomas se mantengan estables y no dificulten la normoadaptabilidad de la persona a las condiciones particulares de vida, pudiendo de este modo retomar con plena normalidad la autonomía en las esferas de su vida (educación, ámbito laboral, relaciones familiares y ocio y tiempo libre) eliminando las conductas impulsivas desajustadas.

Si usted o algún conocido padece trastorno límite de la personalidad, y necesita ayuda, el Centro Terapéutico Valle del Tiétar  ubicado en la Comunidad de Madrid ,ofrece tratamiento residencial para el abordaje multidisciplinar de esta enfermedad y las comorbilidades adjuntas, con trabajo diario hasta alcanzar la recuperación y funcionamiento adaptativo a las necesidades de la persona y sus familiares.