PSICOSIS TÓXICA INDUCIDA POR CANNABIS

fileuploads/noticias/psicosis.jpg 15/01/2021

PSICOSIS TÓXICA INDUCIDA POR CANNABIS

Si observamos los datos estadísticos del consumo de sustancias psicoactivas del año 2020, se observa que el alcohol siempre toma la delantera, como la droga legal más consumida, tanto por adultos como por adolescentes, siendo además la inicio cada vez más precoz. A esta droga le siguen el tabaco, y en tercer lugar el cannabis. Con respecto a ésta última, se observa un aumento en su consumo habitual, sobre todo en la población juvenil, lo que ha aumentado las alarmas de las autoridades sanitarias.

Se trata de un psicoestimulante cuyos efectos comienzan a notarse pasados diez minutos, produciendo una sensación de euforia, sensación de ingravidez, tendencia a la risa nerviosa, pérdida del sentido del tiempo, relajación, estado de pasividad y evasión, y disminución del dolor. El problema surge cuando se ensalzan estos efectos positivos, sin considerar el lado opuesto de la moneda. La idea extendida, que mantiene el consumo de este tóxico, es que al tratarse de algo natural se considera únicamente beneficioso. El hecho de que un producto sea natural no implica que sea inocuo; de hecho, la sociedad médica sostiene que no se puede considerar como un medicamento en las formas en que es consumida.

 Por sus componentes químicos, se conoce el tóxico es el factor que genera los efectos positivos, pero sin quedar exento de los efectos negativos. Entre éstos, los más visibles en un primer grado, son alteraciones de la memoria, hipersensibilidad, posibles ataques de pánico, tos seca, sequedad de boca, irritación conjuntiva, taquicardia, desorientación, e incluso náuseas y vómitos. Pero estos son sólo los efectos a nivel fisiológico. Otros de los grandes desconocidos son las consecuencias psicológicas en los consumidores de cannabis de manera más habitual. Ya en la guerra de Vietnam de detectaron casos de enfermedades mentales derivadas o exacerbadas por el consumo de este tóxico.

Cobran, en este sentido, especial relevancia los trastornos psicóticos, y más concretamente la psicosis tóxica. Enfermedad nosológica caracterizada por ideas delirantes de referencia y/o de grandeza (consideración de que las verbalizaciones y conductas de los demás se centran en el consumidor, o de merecer un trato especial), fenómenos de despersonalización (sensación de verse de fuera del cuerpo), ansiedad, alteraciones de la conducta (hetero y/o autoagresividad: conductas agresivas (verbal y física) tanto hacia uno mismo como hacia los demás), labilidad emocional (cambios en el estado de ánimo (hipomanía: estado de euforia seguido de un estado depresivo) y alucinaciones predominantes de tipo visual.

Aunque se tratan de episodios con una duración limitada de tiempo (desaparición de los síntomas tras detención del consumo), y en los que pueden influir otros factores (antecedentes familiares de trastornos psicóticos), la presencia continuada de los mismos dificulta la recuperación y estabilidad del paciente, aumentando el riesgo de desarrollo de esquizofrenia u otros trastornos mentales de este espectro.

A pesar de que los síntomas más destacados mantienen un pico limitado, la desaparición plena de los mismos puede llegar a los seis meses, durante los cuales se mantiene un riesgo de nuevo brote tanto bajo un nuevo consumo (incluyendo fumadores pasivos), como ante otros factores precipitantes (como estrés, ansiedad, ausencia de gestión emocional, uso de otros tóxicos…).

En este sentido, se destaca la relevancia de afrontar la psicosis primaria mediante un control farmacológico, así como tratamiento cognitivo-conductual, permitiendo al paciente tomar conciencia de los delirios y demás síntomas desadaptativos, orientando a una estabilidad física y mental que permita una adaptabilidad y funcionalidad en las diferentes esferas de la vida (personal, familiar, laboral, social…).

A nivel psicológico, el tratamiento cognitivo conductual se enfoca en las distorsiones del pensamiento, y cómo las mismas afectan a las conductas (aislamiento, miedo, dificultades en las relaciones con iguales...), a la par que muestra y refuerza los comportamientos, moldeando aquellos que producen un riesgo de un nuevo brote. El tratamiento farmacológico complementa este trabajo, buscando la estabilidad química del funcionamiento del sistema cannabinoide o de la Catecol-O-Metil-Transferasa (COMT).

La sociedad médica, ante el aumento en los casos de consumo y de ingresos psiquiátricos derivados del consumo de cannabis, aboga por la abstinencia como la mejor prevención de los riesgos, así como al tratamiento inmediato de los síntomas, con el fin de no agravar los síntomas y evolución.

Si usted o un familiar o conocido presenta dificultades o alteraciones por el consumo de cannabis, el Centro Valle del Tiétar ofrece tratamiento psicológico, psiquiátrico y terapéutico especializado, mediante un equipo multidisciplinar que abarca de manera individual y personalizada cada patología.