Modelo cognitivo-conductual y modelo minnesota en el tratamiento de las adicciones

fileuploads/noticias/modelo-cognitivo-conductual.jpg 16/03/2020

Modelo cognitivo-conductual y modelo minnesota en el tratamiento de las adicciones

A pesar de la existencia cada vez mayor de información, el consumo de tóxicos, al igual que las conductas desadaptativas, siguen siendo un problema de elevada preocupación social en la sociedad actual. Se está viendo un aumento en el consumo de cannabis, por ejemplo, entre la población adolescente, o un incremento en la ludopatía entre las personas con edades comprendidas entre los 25 y 40 años.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción se considera una enfermedad del cerebro, caracterizada por una dependencia o necesidad de una sustancia, actividad o relación. Formada por un conjunto de signos y síntomas características, entre los que se encuentran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales, se trata de una enfermedad progresiva y fatal.

¿Cómo saber si tengo una adicción?

Las principales características son:

- Fuerte deseo o necesidad de consumir la sustancia, o de realizar la conducta (jugar, comprar, comer…)

- Dificultades para controlar el consumo.

- Tolerancia: necesitar cada vez más cantidad para sentir el mismo efecto.

- Síndrome de abstinencia al reducir o dejar de consumir.

- Abandono progresivo del resto de actividades.

- Seguir consumiendo a pesar de las consecuencias negativas.

¿Qué tratamientos existen para la adicción?

La preocupación por las repercusiones que la enfermedad adictiva genera tanto en la propia persona, como en los que están a su alrededor (familia, amistades, ambiente laboral…), generó interés por métodos de tratamiento que permitieran a las personas abandonar el consumo o conducta adictiva, recuperando su vida habitual. De entre los diferentes métodos, se ha podido comprobar a lo largo de los años la eficacia de dos de ellos, el modelo cognitivo-conductual, y el modelo Minnesota.

Modelo cognitivo-conductual

Desarrollado hace más de 50 años, se creó como un método de prevención de recaídas en el tratamiento de los problemas de consumo de tóxicos, ampliándose posteriormente a adicciones comportamentales.

Parten de la base de que el consumo es una enfermedad que cuenta con factores múltiples, entre los que destacan procesos de aprendizaje y pensamientos no realistas que influyen en el inicio y mantenimiento del consumo. Existen tres pensamientos irreales básicos: el consumo es adecuado, acaba con un malestar (por ejemplo, elimina ansiedad), y ofrece una recompensa (por ejemplo, sensación de energía, desinhibición, sueño, etc.). Así, el tratamiento se focaliza en reconocer los pensamientos y creencias erróneas de la persona adicta, y enseñarle técnicas de autocontrol de sus conductas, evitando el consumo.

Las terapias incluyen el autoconocimiento personal y el aprendizaje de estrategias de afrontamiento ante situaciones de riesgo y de deseo de consumo. Una de las bases de este modelo es la relevancia de la motivación al cambio de estilo de vida, y la participación activa del propio paciente y las personas con las que convive en el desarrollo de habilidades sociales y cambios de conducta, con el fin de lograr el mantenimiento de la abstinencia.

Además, es un enfoque multidisciplinar que abarca todas las esferas de la vida de la persona, haciendo hincapié en la reinserción y mejora de la calidad de vida, con un mantenimiento de la abstinencia a largo plazo.

Científicamente, se ha demostrado la eficacia del modelo cognitivo-conductual en el tratamiento de las adicciones, más aún cuando de produce de manera intensiva con ingresos residenciales de más de 90 días, y con una conjunción de tratamiento farmacológico y un consiguiente seguimiento temporal. Con ello, los pacientes han mantenido la abstinencia a largo plazo, sin recaídas y con una recuperación plena en todos los ámbitos de su vida.

El modelo Minnesota

Se creó en los años 50 con el fin de tratar el alcoholismo, aunque posteriormente se ha ampliado al tratamiento de diferentes narcóticos. El programa multidisciplinar se basa en el cuidado de la persona con dignidad, y con ayuda a la recuperación física, mental y emocional, reduciendo los riesgos mediante la espiritualidad en el proceso de reinserción social, laboral o familiar.

Utiliza como base un programa de 12 pasos que el paciente sigue debe seguir de forma integral para una recuperación. Los pasos a seguir comienzan con la asunción de que existe descontrol con el consumo, y que un poder superior ayudará a la recuperación. Promueven el perdón por el daño causado, y el conocimiento de las debilidades propias, que pueden ser liberadas por un poder superior, buscando a través de la oración y la meditación el empezar una vida diferente de manera constructiva, que no destructiva.

Parte de que la adicción es una enfermedad y, por tanto, la persona adicta no tiene la culpa, no tratándose de un síntoma de otra enfermedad, sino como eje principal del problema. La enfermedad no tiene cura, pero sí tratamiento que requiere apoyo espiritual y crecimiento personal.

La persona debe asumir que tiene una enfermedad, y asumir que es crónica, progresiva y mortal si no se detiene.  El consumo es un síntoma de la enfermedad, y como tal, el objetivo es la desaparición del deseo, con abstinencia completa de todo tipo de drogas, con el fin de construir una vida con calidad física, mental, y emocional, y con un propósito espiritual.

Se trata también de un modelo de tratamiento eficaz, pues ha mostrado una recuperación elevada en aquellas personas que se han sentido motivadas a cambiar su estilo de vida, abandonando el consumo de drogas y manteniendo una abstinencia a largo plazo mediante la espiritualidad. 

Aunque existen diferencias entre estos tratamientos, ambos modelos han demostrado su validez y eficacia, siempre teniendo en cuenta que debe ser el propio paciente quien quiera recuperar su vida sin consumo. Sin embargo, sí se observa que el modelo cognitivo-conductual constituye un abordaje más amplio en cuanto a que abarca tanto la esfera mental (pensamientos) como la conductual (comportamientos), con estudios científicos que respaldan su validez en las personas, mientras que el modelo Minnesota se focaliza principalmente en conductas desde una perspectiva espiritual. En todo caso, ambos modelos estudian cómo abordar problemas futuros, y dejar las drogas o conductas desadaptadas definitivamente.

En el centro terapéutico Valle del Tiétar, trabajamos la metodología cognitivo- conductual, con el fin de realizar un abordaje integro sobre la problemática, y se trabajar junto a la familia del paciente a entender  y aplicar estrategias y recursos diferentes  para mantener la abstinencia y recuperar su vida de forma plena.