¿Qué y cómo se consume a día de hoy?

fileuploads/noticias/diseno-sin-titulo-88.png 04/04/2022

¿Qué y cómo se consume a día de hoy?

En la sociedad de hoy en día, a pesar de existir mayor información sobre la repercusión de las drogas en todos los campos o esferas de nuestra vida (mayor absentismo o abandono escolar, problemas familiares, dificultades o despidos laborales, e incluso problemas legales, por no mencionar los problemas para la salud física y mental), vemos que todavía existen muchos jóvenes que inician un consumo de tóxicos en grandes cantidades y con alta frecuencia. No obstante, a diferencia de lo que podemos observar en generaciones anteriores, hoy en día se ven nuevas formas de consumir, no sin ello tener menos consecuencias.

Tal como indican distintos estudios, como el de Isorna. M., y Arias. F, 2022, vemos cambios en la forma de consumir de todo tipo de tóxicos.

Empezando por el tabaco, droga más extendida entre los jóvenes, vemos que actualmente predomina el tabaco de liar por existir una creencia de menor riesgo para la salud, cuando en realidad tiene una mayor concentración de nicotina, monóxido de carbono o alquitrán, entre otros componentes, lo que aumenta el riesgo de cáncer de boca, laringe o pulmón. También ha aumentado el uso del cigarrillo electrónico o vapeador, viendo que incluso no fumadores de tabaco habitual han llegado a usar estos aparatos. En este caso, se debe tener en cuenta que cuentan con diferentes solventes (incluyendo CBD o THC) que emiten carbonos volátiles y otros tóxicos directamente por las vías respiratorias, pudiendo valorarse que una cápsula equivale a unos 20 cigarrillos aproximadamente, lo cual deriva en cuestionamientos sobre su eficacia a la hora de usarlo para abandonar el consumo de tabaco.

Relacionado con el vapeador, nos podemos centrar en el uso de la Cachimba, donde se ha observado que hasta un 47% de los menores de edad han llegado a usarla con la misma idea de ser más sano que otros métodos. No obstante, en su uso, se inhala también el humo de la pastilla de carbón, que contiene componentes como el formaldehído, de alto riesgo para la salud. Además, en muchos casos cambian el agua por alcohol, y comparten una misma cachimba entre varios, lo que aumenta el riesgo de enfermedades infecciosas (al compartir boquilla). Se ha podido valorar que una cachimba equivale a fumar de 25 a 50 cigarrillos, con gran repercusión a nivel respiratorio.

Por último, encontramos el cannabis, cuya edad de inicio actual es a los 15 años. Se sabe por diferentes estudios longitudinales que el daño generado por el consumo de cannabis es inversamente proporcional a la edad de inicio del consumo; es decir, cuanto antes se empieza a consumir, mayores son las repercusiones para la persona, teniendo una alta incidencia en el desarrollo de esquizofrenia en edades tempranas, así como cambios estructurales y cognitivos, alteraciones o trastornos del comportamiento e incluso tuberculosis cuando se consume con el método denominado “hotboxing o submarino”, basado en el consumo de grandes cantidades de cannabis en un espacio cerrado (tienda de campaña, armarios…). En el caso del “dabbing” (también llamado Spice)  o cannabis concentrado con hasta un 80% de THC en forma de aceite, se dan más intoxicaciones, problemas renales y cardíacos, y la llamada Spiceophrenia, debido a la elevada composición no solo de THC sino de otros químicos de alta toxicidad.

Si nos vamos a la droga más conocida y utilizada, el alcohol, también podemos ver cambios en la forma y cantidad de consumo. Lo primero que se debe mencionar es que ha aumentado su consumo entre las chicas, más aún que los chicos, predominando entre ellas la denominada tampodka, consistente en usar un tampón bañado en alcohol (generalmente vodka), por tener una absorción alcohólica más rápida, además de evitar oler a alcohol (engañando así a los progenitores), aunque con el posible riesgo de infecciones en las mucosas. También se suele practicar la “Drunkorexia o Ebriorexia”, que consiste en dejar de comer incluso durante días para luego darse un atracón de alcohol, sin tener en cuenta las consecuencias físicas de la inanición que ello produce. Además de los métodos más habituales como el “Binge drinking” (beber antes, durante y después de los macrobotellones), o la mezcla de alcohol con bebidas energéticas (lo cual puede llegar a producir más conductas de riesgo, convulsiones o miocarditis), encontramos métodos como el “Eyeballing” (poner alcohol en la mucosa ocular para tener una mayor subidón, lo que produce posible ceguera y lesiones craneales), o los “Oxy-shots” (chupitos de la risa, donde mezclan alcohol con nebulizadores, agravando así problemas pulmonares). Aunque también existen otras nuevas conductas de riesgo con alcohol, como mezclarlo con jarabes para la tos, lo cual puede producir efectos alucinógenos o sordera (por el dextrometorfano del jarabe). 

Finalmente terminamos hablando del aumento del uso de hipnosedantes (sobre todo entre las jóvenes) o el denominado “Pharming”, que consiste en la toma de medicación prescrita, pero sin seguir la pauta estipulada (por ejemplo, heroína con antigripales; o alcohol con Loperamida). Así, haciendo uso del Trail Mix, introducen todas las medicaciones del botiquín casero en un mismo recipiente, tomándolo después aleatoriamente, y mezclándolo con alcohol u otras drogas que, aunque elevada euforia, conllevan riesgo de alucinaciones y toxicidad cardíaca. 

En una sociedad que busca la recompensa rápida, vemos ahora que el uso de las distintas drogas se produce principalmente por ofrecer un bienestar inmediato, evadiendo las sensaciones desagradables. Estos nuevos métodos permiten una respuesta aun más intensa, a lo que se suma la falsa información o creencia de ser más sano, lo cual minimiza los riesgos que conlleva no sólo para la salud física, sino también para la salud psicológica.

Por ello, se debe poner más atención a los programas de prevención, así como de tratamiento y recuperación en caso de llegar al desarrollo de problemas médicos graves, así trastornos de personalidad o una adicción. En estos últimos casos, es de especial relevancia la atención temprana para lograr una mejor recuperación, y a más largo plazo, acudiendo a los profesionales especializados, que se encargarán de analizar los casos clínicos y dar el tratamiento y recomendaciones adecuadas a cada situación según sus necesidades y las de sus familiares.

El Centro Valle del Tiétar ubicado en la Comunidad de Madrid,  ofrece tratamiento  a los jóvenes, individualizado a pacientes con patologías adictivas y otros problemas psicológicos, usando la metodología cognitivo-conductual, con un equipo multidisciplinar que abarca todas las necesidades de estos pacientes y sus familias.