Las repercusiones del consumo de drogas

fileuploads/noticias/adiccion-drogas.jpg 06/02/2020

Las repercusiones del consumo de drogas

Ante el reciente aumento del consumo de drogas en nuestra sociedad, y en especial el consumo de nuevas drogas sintéticas, así como el alarmante aumento del consumo de heroína, se considera de especial relevancia tener nuevamente en cuenta las secuelas derivadas de los consumos. 

Como ya se ha explicado anteriormente, la adicción es un deseo irrefrenable de consumo de una sustancia tóxica o de realización de una conducta considerada patológica (juego, comida, redes sociales…). Tanto la droga como la conducta adictiva actúan en el centro del placer del cerebro, produciendo un aumento de los niveles de dopamina que, a su vez, es lo que genera que la conducta se repita.

No obstante, se ha de considerar que desde el primer consumo se está introduciendo un tóxico, y por tanto, a medida que la ingesta de drogas se hace cada vez más continuada, se incrementan los daños a nivel cerebral.

Existen varias clasificaciones de las sustancias adictivas de acuerdo a su estructura y propiedad química, así como de acuerdo a los efectos que producen en el sistema nervioso central. Así, se denominan drogas estimulantes a aquellas que aceleran la actividad mental, produciendo una sensación de bienestar y euforia. Retrasan la aparición de la fatiga y proporcionan agilidad mental. Por el contrario se denomina drogas depresivas a aquellas que disminuyen la actividad del sistema nervioso. Si se consumen moderadamente, disminuyen el dolor y la ansiedad e inducen al sueño, pero en dosis continuadas y mayores tiene el poder de causar el coma o la muerte.

En ambos casos, el comportamiento de la persona se altera, y frecuentemente se desordena, ya que se ven alterados los reflejos, el razonamiento y la coordinación motora.

Cuando una persona acude a tratamiento por su adicción, generalmente muestra síntomas de algún tipo de alteración que persisten en la mayoría de los casos tras el periodo de desintoxicación, y principalmente debido a los elevados consumos. No obstante, siempre se ha de tener en cuenta la individualidad de cada persona, ya que las repercusiones varían en función del tipo de droga, frecuencia y cantidad de consumo, hábitos de vida cotidianos, etc.

Como se ha explicado en anteriores artículos, las drogas actúan directamente sobre el circuito de recompensa cerebral, donde se produce un aumento de la dopamina, neurotransmisor encargado del placer. Durante este procesamiento, sin embargo, se produce una disminución del funcionamiento de la corteza prefrontal, y por tanto de diferentes procesos relacionados con las funciones ejecutivas.

Los mayores daños observables en las personas adictas se concentran principalmente en los procesos de memoria y atención, así como en el procesamiento de la lecto-escritura y el razonamiento verbal. Son frecuentes las dificultades en el mantenimiento de la atención, la atención selectiva y la comprensión y asimilación de nueva información, principalmente reflejada por dificultades en la memoria inmediata.

Además, dependiendo del tipo de droga, se observan diferentes alteraciones, tales como la merma de la concentración, la confusión mental, la disminución de los reflejos más sencillos o la exactitud de los movimientos habituales como andar o comer, así como la sensación ilusoria en el caso del alcohol. En otros casos, se puede llegar a perder la percepción de la ubicación en la que se encuentran, despersonalización, desintegración temporal, disminución de la capacidad para realizar tareas que requieren múltiples pasos para lograr un objetivo específico, o disociación de ideas, e incluso delirios y psicosis, en el caso del cannabis o la cocaína.

Estudios demuestran que el consumo de sustancias destruye la estructura cerebral, provocando daños en el funcionamiento de las personas, en la mayoría de los casos de forma permanente. Durante los tratamientos son de especial relevancia las actividades orientadas al desarrollo de las habilidades sociales y la mejora de las funciones ejecutivas, que permiten a los pacientes una mejor adaptación a las situaciones de la vida cotidiana una vez terminan su periodo residencial.

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