En general, y más con los tiempos que corren, existen un gran número de personas que son reacios a la hora de solicitar una baja profesional, o reconocer que necesitan ponerse un límite en cuanto a las exigencias laborales.
Jornadas excesivas, ausencia de descansos, aceptación de consultas extralaborales por parte de familiares y/o conocidos, toma de decisiones con consecuencias para los demás, desgaste emocional debido a las frustraciones, asunción de limitaciones en cuanto al control de la situación o las limitaciones de los conocimientos… etc.
Estas son algunas de las circunstancias en las que se mueven aquellos que se dedican a lo denominado “servicios esenciales”. En ocasiones va unido a la idea irracional de Superman en la que se mantiene una fuerte creencia e las propias capacidades, tolerancia al sufrimiento o al dolor físico, invulnerabilidad, capacidad de prevenir o solucionar los propios malestares, o incluso postergarlos sin perjuicio.
Lo que tenemos como consecuencia de estas dos circunstancias es una combinación que permite que las personas lleguen a límites tal de agotamiento y saturación que las consecuencias ya requieren de ayuda profesional para favorecer la resiliencia, la recuperación de la autoestima, la motivación y la capacidad de disfrutar de la vida.
Cuando las personas se bloquean emocionalmente para favorecer una toma de decisiones adecuada, ya que las circunstancias lo requieren, es fundamental que sean conscientes de que esto debe ser una situación excepcional, no un sistema de funcionamiento. Por todo ello se les recomienda que se den momentos, tanto de expresión de las emociones, sentimientos y necesidades, como para venirse abajo y verbalizar sentimientos como la rabia, la tristeza, la frustración o el dolor emocional.
Uno de los mayores obstáculos que podemos encontrar es la percepción que la persona tiene acerca de su sensación de utilidad o valía para con los demás, por lo que invertir el tiempo en sí mismo o su recuperación en ocasiones va en contra de esta creencia y le parece “inútil” o “irrelevante”, sin comprender que en realidad el estado físico y emocional en el que se encuentre el cuidador va a influir directamente en la calidad del cuidado que pueda proporcionar a los demás.
Algunos de los síntomas más claros de que el cuidador está sufriendo un agotamiento extremo, o una sobrecarga en cuanto a sus capacidades se pueden distinguir entre consecuencias físicas y consecuencias psicológicas o emocionales:
A nivel físico |
A nivel psicológico y emocional |
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Si te sientes identificado o reconoces en estas líneas aspectos que se corresponden con lo que te está sucediendo, quizás es hora de fomentar el autocuidado. Sin embargo, en ocasiones la gravedad de las circunstancias y las circunstancias de la persona hacen necesaria la ayuda profesional para hacer frente a estos síntomas, ya que en ocasiones con el propio descanso no es suficiente.
Quizás este es tu caso, o el de alguna persona que se encuentre cerca de ti, el Centro Terapéutico Valle del Tiétar estamos convencidos de que juntos podemos resolverlo. Date la oportunidad, ¡te lo mereces!
Por ello, no dudes en contactar con nosotros, sin compromiso, para informarte de las posibilidades de tratamiento que tenemos, no solamente para personas adictas, sino que también ayudamos a afrontar y resolver conflictos de estrés y ansiedad que hayan tenido repercusión en la calidad de tu vida personal, social, laboral o familiar.